San Benito de las Tunas...
No, no es que me haya vuelto devota, ni tampoco que ahora sea re mocha. Lo que sucede es que el miércoles pasado me llevaron a un pueblo en el Estado de México, pero juro que se me hizo tan lejos como Zacatlán de las Manzanas o San Benito de las Tunas.
El pueblo se llama Tlazala y la verdad es que de no ser por los lindos paisajes yo hubiera botado todo y me regresaba a mi amado D.F.; la cuestión es que tooooda la maldita carretera estaba llena de hoyos. No hoyitos como aquí, no baches... MONTES!!! Lo peor del caso es que cada 500 m. había letreros de “El gobierno del Estado de México cumple” ¡La concha! Cómo chi·”%·$ sucede que cumplen y hay semejantes agujeros. Fue horrible, pero nuestra hábil piloto (Bere) supo como sortear los baches y hoyos (yo en su lugar habría chocado a la primera...) pero el sortearlos implicaba llevar el coche como viborita (lo bueno es que no iba cruda, que si no...).
Al llegar al lugar fue momento de probar la gran condición física que tengo y porqué en mi casa me dicen la atlética (¡Ja!).No, no, no y no. Juro que disfruté mucho pero mucho bajar por el bosque, pero la subida... no les quiero ni contar. Yo sentía que no llegaba y juré y perjuré no volver a fumar y desempolvar la escaladora de mi cuarto que hace las veces de perchero...
Al terminar el bonito recorrido en el que casi me pierden, nos montaron de nuevo a los autos y nos llevaron al Centro Ceremonial Otomí. Yo la verdad no podría decir qué valió más la pena si verlo desde el cerro o estar en el lugar. Ambas experiencias fueron increíbles. Además, la compañía no era mala. El primo o sobrino o amigo del maestro no estaba nada mal. Por supuesto todas re indias ni respirábamos cuando el pasaba.
Después de estar un rato en ese lugar nos fuimos a otra zona del pueblo y ahí comimos y toda la cosa (carne asada, nopales, frijoles y arroz… jajaja y las tortillinas!!! como en el comercial, lo juro). Ya como a las cinco pensamos que era momento de regresar porque si de ida había estado cañón el camino, de regreso estaría peor y si se nos hacía de noche sería muy peligroso. Total… agarramos camino y no llevábamos ni media hora cuando ya estábamos medio perdidas. Después de encontrar un súper letrero de “Tlanepantla” nos sentimos emocionadas y liberadas jeje.
Tardamos como una hora en llegar a Tlanepantla y pensamos que de ahí ya no estaríamos a más de una hora de nuestro hogar… ¡ERROR! Hicimos tres horas y media señores. Tres horas y media. Recorrimos todos los alrededores de la Cd. de México y no fue muy grato que digamos puesto que ya estábamos cansadas (hambrientas no, porque hicimos una parada por alimentos jeje).
Al final, valió la pena. La verdad es que hace bien salir de vez en cuando de la ciudad a lugares que quedan relativamente cerca de nuestras casas. La cuestión es el regreso…
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- Vania
- Yo digo que en este mundo hay tres olores inconfundibles y que nunca, pero en serio nunca, se pueden esconder: el olor a sexo, a tacos y a cigarro. Soy así, obsesiva, pero hay mucho que explicar...
1 reacciones obsesivo - compulsivas:
Una entradita para que no te quejes de mi abandono!!!!!!!!!!!
Amiga te envidio ya sabes porque!!!!!!
Saluditos a mi abue
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