Estas cosas son capaces de convertirme en Lois, la mamá de Malcolm in the Middle...

Me reemputa cuando la gente no cierra la puerta al salir. Joder, si la encontraste cerrada es por algo, ¿no? Entonces ciérrala cuando salgas.

Me reemputa que la gente cruce la calle a media calzada y no por las líneas peatonales. Carajo, no en vano alguien las pintó.

Me reemputa cuando alguien me dice que haga algo que bien sabe que estoy a punto de hacer. La concha, eso no te hace fuerte frente a mí, sino un ente molesto.

Me reemputa cuando se me corre el esmalte de uñas. Puta madre, por qué no inventan uno que en verdad seque en segundos, algo así como ultra-archi-requete-recontra-mega-super-duper-fast. Soy hiperactiva ¿y qué?

Me reemputa que la gente, a propósito, se vista de mil colores. No amigo. Tu outfit no hace contraste, simplemente no combina. Menos es más.

Me reemputa que me manden cosas melosas. Fuck my life, nunca sé cómo contestar para no herir susceptibilidades.

Me reemputa que la comida esté fría. Chingao, ¿la receta es caliente? Entonces no me molestes y tráelo caliente. Ya nuestros antepasados se desgraciaron la vida inventando el fuego y el microondas, como para que tú los desperdicies.

Me reemputa cuando la gente se enoja conmigo cuando hablo por celular o twitteo desde el mismo. Ni modo, así me conociste, así me aguantas. No te gusta, entonces háblame por teléfono o twittéame.

Me reemputa cuando creen que, por ser mujer, hablo de cursilerías, pienso en bodas y digo puras cosas lindas. Entiende, nací mujer, pero puedo ser más hija de la chingada que nadie.

Me reemputa que me critiquen por las cosas que leo. Ya sé que: Diarios de una adicta al sexo, Cómo ser lo más de Nueva York o El Código Givenchy nunca serán galardonados con premios literarios, pero me divierten. ¿Queda claro?

Me reemputa que no me contesten el teléfono, celular o mensaje. Miren finuras de la creación, si compraron un artefacto de comunicación ¡úsenlo! No es una opción, es una responsabilidad con la sociedad.

Me reemputa cuando mi mamá me dice que no gaste en algo porque es muy caro. ¡Me cago! Cara la escuela en la que me tenía y nunca me quejé.

Me reemputa cuando mi cuarto parece campo de batalla. ¿Qué desgraciada fuerza es la que lo obliga a desacomodarse a cada rato? Yo sé que mis amigas van a decir que el mío es el más ordenado de todos, y eso, también me reemputa.

Me reemputa que los hombres no me hablen con la verdad. Ten huevos y dime que eres casado, tienes novia, eres gay o eres papá; pero no me salgas con que lo nuestro era nuevo y maravilloso y no me querías lastimar. Yo también sé decidir.

Me reemputa cuando tengo que caminar y hace calor. Maldita costumbre antihigiénica. Para sudar, mejor me meto en una cama (o en cualquier otro lado) con alguien. Ahí sí sudamos lo que quieras. Pero en la calle no. ¡No señor! (bueno, estoy dudando de la calle, pero no de caminar).

Me reemputa usar calcetines. Ese es uno de los inventos de los cuales podría prescindir sin problema alguno. Raspan, son incómodos y no sirven para nada. Bueno, sólo para los que usan tenis, mismos que también me reemputan.

Ya, ya, mejor aquí le paro que ya me estoy reemputando y eso no nos conviene...